Los términos accidente cerebrovascular (ACV), infarto cerebral, derrame cerebral o, menos frecuentemente, apoplejía son utilizados como sinónimos del término ictus. Se caracteriza por un déficit neurológico ocasionado por una disminución importante del flujo sanguíneo cerebral, de forma anormalmente brusca (ictus isquémico) o bien, por la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral (ictus hemorrágico).
Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública más importantes. Son la tercera causa de muerte en el mundo occidental, la primera causa de invalidez permanente, discapacidad, entre las personas adultas y una de las principales causas de déficit neurológico en el anciano. No obstante, se ha demostrado que los ACV en niños de 0 a 14 años son los que tienen más facilidad de recuperación, debido a que tienen un cerebro flexible y joven.
Según datos estadísticos del registro RENACER realizado por la Sociedad Neurológica Argentina la incidencia en nuestro país es de aproximadamente de 270 casos por cada 100.000 habitantes. La edad más frecuente de aparición es por arriba de los 60 años, considerando que existe un aumento en la expectativa de vida es lógico pensar que el número de pacientes con ACV sufrirá un incremento con el correr de los años.
El daño cerebral supone una rotura en la trayectoria vital del paciente y, por su elevado coste socio sanitario, condiciona las situaciones familiares, sociales e institucionales.
Mortalidad:
• En Europa es la tercera causa de muerte. Por sexos, es la primera causa de mortalidad en la mujer.
• En España hay 90 muertes por ictus por 100.000 habitantes y año.
• Durante el primer mes tras el ictus, la mortalidad es mayor del 25%.
Morbilidad:
• 17,7% de los pacientes que han sufrido un ictus son dependientes a los 6 meses.
• El 27,4% presenta discapacidad para alguna actividad básica de la vida diaria.
• Un 32,3% requiere rehabilitación.
• Un 10% evoluciona a demencia en los tres meses siguientes.
• El 12,5% sufre depresión en los tres primeros meses.
Otros problemas que presentan derivados del ictus se refieren a: epilepsia, espasticidad, incontinencia urinaria, problemas intestinales, úlceras de decúbito, etc.
Los factores de riesgo que llevan al ACV son múltiples, entre los clásicos y más frecuentes podemos nombrar a la hipertensión arterial (HTA), Diabetes(DBT), tabaquismo(TBQ), Dislipemias(DSL), cardiopatias embolizantes como la fibrilación auricular, prótesis valvulares, trombos intracardiacos, entre otras, además existen otros factores menos frecuentes como los estados protrombóticos, disecciones arteriales o incluso no se puede en algunos casos llegar a la causa del ACV.
El factor de riesgo más prevalente es la Hipertesión Arterial (HTA), llegando en algunas series a estar presente como factor de riesgo en el 70% - 80 % de los casos de ACV.
Según su etiología, un ACV tiene dos variantes, isquémicos y hemorrágicos. El cuadro clínico es variado y depende del área encefálica afectada.
Ictus isquémico
Un accidente cerebrovascular isquémico o accidente cerebrovascular oclusivo, también llamado infarto cerebral, se presenta cuando el cerebro pierde la irrigación sanguínea debido a la interrupción súbita e inmediata del flujo sanguíneo, lo que genera la aparición de una zona infartada y es en ese momento en el cual ocurre el verdadero "infarto cerebral" y se debe sólo a la oclusión de alguna de las arterias que irrigan la masa encefálica. La isquemia de las células cerebrales puede producirse por los siguientes mecanismos y procesos:
1. De origen vascular o hemodinámico: Estenosis de las arterias (disminucion patológica del calibre arterial) reactiva a multitud de procesos ("vasoespasmo cerebral"). Con frecuencia se debe a una disminución del gasto cardíaco o de la tensión arterial grave y mantenida, produciendo una estenosis y su consecuente bajo flujo cerebral.
2. De origen intravascular:
1. Trombótico o aterotrómbico: Se forma un coágulo en una de las arterias que irrigan el cerebro (trombo), provocando la isquemia. Este fenómeno se ve favorecido por la presencia de placas de aterosclerosis en las arterias cerebrales.
2. Embólico: Consecuencia de un coágulo formado en una vena de otra parte del cuerpo (émbolo) y que, tras desprenderse total o parcialmente, viaja hacia el cerebro a través del torrente sanguíneo, o bien otro material llegado al torrente circulatorio por diferentes motivos: normalmente coágulo formado en el corazón y también fracturas (embolismo graso), tumores (embolismo metastásico), fármacoso incluso una burbuja de aire. Al llegar a las pequeñas arterias cerebrales el émbolo queda encallado cuando su tamaño supera el calibre de las mismas, dando lugar al fenómeno isquémico.
Ictus hemorrágico
Se deben a la rotura de un vaso sanguíneo encefálico debido a un pico hipertensivo o a un aneurisma congénito. Pueden clasificarse en: intraparenquimatosos y hemorragia subaracnoidea.
La hemorragia conduce al ACV por dos mecanismos. Por una parte, priva de riego al área cerebral dependiente de esa arteria, pero por otra parte la sangre extravasada ejerce compresión sobre las estructuras cerebrales, incluidos otros vasos sanguíneos, lo que aumenta el área afectada. Ulteriormente, debido a las diferencias de presión osmótica, el hematoma producido atrae líquido plasmático con lo que aumenta nuevamente el efecto compresivo local. Es por este mecanismo por lo que la valoración de la gravedad y el pronóstico médico de una hemorragia cerebral se demora 24 a 48 horas hasta la total definición del área afectada. Las causas más frecuentes de hemorragia cerebral son la hipertensión arterial y los aneurismas cerebrales.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular son muy variados en función del área cerebral afectada. Desde síntomas puramente sensoriales a los puramente motores, pasando por los síntomas sensitivomotores. Los más frecuentemente diagnosticados son los siguientes:
• Pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, o parálisis en la cara (hemiparesia/hemiplejía).
• Dificultad para expresarse, entender lo que se le dice o lenguaje ininteligible (Disartria).
• Dificultad al caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación.
• Mareos, dolor de cabeza brusco, intenso e inusual, casi siempre acompañado de otros síntomas.
• Pérdida de la visión en uno o ambos ojos.
• Además de las manifestaciones físicas, hasta un 50% de las personas que sobreviven a su ataque cerebral sufren depresión durante los primeros años. A pesar de esto, en la mayoría de los casos se omite el diagnóstico, lo que repercute negativamente en el paciente.
No obstante, numerosos cuadros de ACV de baja intensidad y duración pasan inadvertidos por lo anodino de la sintomatología: parestesias, debilidad de un grupo muscular poco específico (su actividad es suplida por otros grupos musculares), episodios amnésicos breves, pequeña desorientación, etc. Son estos síntomas menores los más frecuentes, teniendo una gran importancia, porque ponen sobre aviso de la patología subyacente de una forma precoz.
Cuando una arteria se ocluye, ACV isquémico, se cuenta con 4.5Hs para iniciar el tratamiento, evitando que el ACV progrese y se torne irreversible.
Por tal motivo, si presenta algunos de los síntomas anteriormente expuestos, debe consultar en forma inmediata al Centro de Atención más cercano o a su médico de cabecera.
El ACV es una Epidemia alimentada principalmente por la falta de INFORMACION en la población.
El paciente debe actuar de la misma forma que si presentase un dolor de pecho. La población en general, cuando tiene como síntoma dolor de pecho, acude al cardiólogo o a una Guardia Médica en forma inmediata o cuasi inmediata.
Diferente es si presenta dolor de cabeza o dificultad para ver. Optando por tomar un analgésico, generalmente, auto medicándose, y espera a que se pase la sintomatología.
Se sabe que en la Argentina cada 4 minutos una persona padece un ACV; que 1 de cada 4 personas que padece un ACV, tiene síntomas de aviso previo a que este se manifieste y solamente el 30% consulta a un médico.
El riesgo de lo anteriormente expuesto, es que el paciente al dejar pasar el tiempo, está permitiendo que el ACV evolucione, permitiendo que 1.9 millones de neuronas mueran cada minuto, dando inicio a un final catastrófico.
Prevención
• Lo fundamental es controlar los factores de riesgo asociados; fundamentalmente, son la tensión arterial, el colesterol y la diabetes.
• Evitar tabaco y alcohol.
• Llevar una vida sana: ejercicio físico, dieta saludable rica en verduras, frutas, proteínas y grasas poli-insaturadas (EPA, DPA, DHA), con poca sal y evitando elevadas cantidades de grasas saturadas y carbohidratos (azúcares y harinas).
• Seguir las recomendaciones del médico de cabecera, quien tiene acceso a la información pertinente relacionada con la salud de cada individuo.
• Evitar el sobrepeso.
• Evitar sobreesfuerzos
Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública más importantes. Son la tercera causa de muerte en el mundo occidental, la primera causa de invalidez permanente, discapacidad, entre las personas adultas y una de las principales causas de déficit neurológico en el anciano. No obstante, se ha demostrado que los ACV en niños de 0 a 14 años son los que tienen más facilidad de recuperación, debido a que tienen un cerebro flexible y joven.
Según datos estadísticos del registro RENACER realizado por la Sociedad Neurológica Argentina la incidencia en nuestro país es de aproximadamente de 270 casos por cada 100.000 habitantes. La edad más frecuente de aparición es por arriba de los 60 años, considerando que existe un aumento en la expectativa de vida es lógico pensar que el número de pacientes con ACV sufrirá un incremento con el correr de los años.
El daño cerebral supone una rotura en la trayectoria vital del paciente y, por su elevado coste socio sanitario, condiciona las situaciones familiares, sociales e institucionales.
Mortalidad:
• En Europa es la tercera causa de muerte. Por sexos, es la primera causa de mortalidad en la mujer.
• En España hay 90 muertes por ictus por 100.000 habitantes y año.
• Durante el primer mes tras el ictus, la mortalidad es mayor del 25%.
Morbilidad:
• 17,7% de los pacientes que han sufrido un ictus son dependientes a los 6 meses.
• El 27,4% presenta discapacidad para alguna actividad básica de la vida diaria.
• Un 32,3% requiere rehabilitación.
• Un 10% evoluciona a demencia en los tres meses siguientes.
• El 12,5% sufre depresión en los tres primeros meses.
Otros problemas que presentan derivados del ictus se refieren a: epilepsia, espasticidad, incontinencia urinaria, problemas intestinales, úlceras de decúbito, etc.
Los factores de riesgo que llevan al ACV son múltiples, entre los clásicos y más frecuentes podemos nombrar a la hipertensión arterial (HTA), Diabetes(DBT), tabaquismo(TBQ), Dislipemias(DSL), cardiopatias embolizantes como la fibrilación auricular, prótesis valvulares, trombos intracardiacos, entre otras, además existen otros factores menos frecuentes como los estados protrombóticos, disecciones arteriales o incluso no se puede en algunos casos llegar a la causa del ACV.
El factor de riesgo más prevalente es la Hipertesión Arterial (HTA), llegando en algunas series a estar presente como factor de riesgo en el 70% - 80 % de los casos de ACV.
Según su etiología, un ACV tiene dos variantes, isquémicos y hemorrágicos. El cuadro clínico es variado y depende del área encefálica afectada.
Ictus isquémico
Un accidente cerebrovascular isquémico o accidente cerebrovascular oclusivo, también llamado infarto cerebral, se presenta cuando el cerebro pierde la irrigación sanguínea debido a la interrupción súbita e inmediata del flujo sanguíneo, lo que genera la aparición de una zona infartada y es en ese momento en el cual ocurre el verdadero "infarto cerebral" y se debe sólo a la oclusión de alguna de las arterias que irrigan la masa encefálica. La isquemia de las células cerebrales puede producirse por los siguientes mecanismos y procesos:
1. De origen vascular o hemodinámico: Estenosis de las arterias (disminucion patológica del calibre arterial) reactiva a multitud de procesos ("vasoespasmo cerebral"). Con frecuencia se debe a una disminución del gasto cardíaco o de la tensión arterial grave y mantenida, produciendo una estenosis y su consecuente bajo flujo cerebral.
2. De origen intravascular:
1. Trombótico o aterotrómbico: Se forma un coágulo en una de las arterias que irrigan el cerebro (trombo), provocando la isquemia. Este fenómeno se ve favorecido por la presencia de placas de aterosclerosis en las arterias cerebrales.
2. Embólico: Consecuencia de un coágulo formado en una vena de otra parte del cuerpo (émbolo) y que, tras desprenderse total o parcialmente, viaja hacia el cerebro a través del torrente sanguíneo, o bien otro material llegado al torrente circulatorio por diferentes motivos: normalmente coágulo formado en el corazón y también fracturas (embolismo graso), tumores (embolismo metastásico), fármacoso incluso una burbuja de aire. Al llegar a las pequeñas arterias cerebrales el émbolo queda encallado cuando su tamaño supera el calibre de las mismas, dando lugar al fenómeno isquémico.
Ictus hemorrágico
Se deben a la rotura de un vaso sanguíneo encefálico debido a un pico hipertensivo o a un aneurisma congénito. Pueden clasificarse en: intraparenquimatosos y hemorragia subaracnoidea.
La hemorragia conduce al ACV por dos mecanismos. Por una parte, priva de riego al área cerebral dependiente de esa arteria, pero por otra parte la sangre extravasada ejerce compresión sobre las estructuras cerebrales, incluidos otros vasos sanguíneos, lo que aumenta el área afectada. Ulteriormente, debido a las diferencias de presión osmótica, el hematoma producido atrae líquido plasmático con lo que aumenta nuevamente el efecto compresivo local. Es por este mecanismo por lo que la valoración de la gravedad y el pronóstico médico de una hemorragia cerebral se demora 24 a 48 horas hasta la total definición del área afectada. Las causas más frecuentes de hemorragia cerebral son la hipertensión arterial y los aneurismas cerebrales.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular son muy variados en función del área cerebral afectada. Desde síntomas puramente sensoriales a los puramente motores, pasando por los síntomas sensitivomotores. Los más frecuentemente diagnosticados son los siguientes:
• Pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, o parálisis en la cara (hemiparesia/hemiplejía).
• Dificultad para expresarse, entender lo que se le dice o lenguaje ininteligible (Disartria).
• Dificultad al caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación.
• Mareos, dolor de cabeza brusco, intenso e inusual, casi siempre acompañado de otros síntomas.
• Pérdida de la visión en uno o ambos ojos.
• Además de las manifestaciones físicas, hasta un 50% de las personas que sobreviven a su ataque cerebral sufren depresión durante los primeros años. A pesar de esto, en la mayoría de los casos se omite el diagnóstico, lo que repercute negativamente en el paciente.
No obstante, numerosos cuadros de ACV de baja intensidad y duración pasan inadvertidos por lo anodino de la sintomatología: parestesias, debilidad de un grupo muscular poco específico (su actividad es suplida por otros grupos musculares), episodios amnésicos breves, pequeña desorientación, etc. Son estos síntomas menores los más frecuentes, teniendo una gran importancia, porque ponen sobre aviso de la patología subyacente de una forma precoz.
Cuando una arteria se ocluye, ACV isquémico, se cuenta con 4.5Hs para iniciar el tratamiento, evitando que el ACV progrese y se torne irreversible.
Por tal motivo, si presenta algunos de los síntomas anteriormente expuestos, debe consultar en forma inmediata al Centro de Atención más cercano o a su médico de cabecera.
El ACV es una Epidemia alimentada principalmente por la falta de INFORMACION en la población.
El paciente debe actuar de la misma forma que si presentase un dolor de pecho. La población en general, cuando tiene como síntoma dolor de pecho, acude al cardiólogo o a una Guardia Médica en forma inmediata o cuasi inmediata.
Diferente es si presenta dolor de cabeza o dificultad para ver. Optando por tomar un analgésico, generalmente, auto medicándose, y espera a que se pase la sintomatología.
Se sabe que en la Argentina cada 4 minutos una persona padece un ACV; que 1 de cada 4 personas que padece un ACV, tiene síntomas de aviso previo a que este se manifieste y solamente el 30% consulta a un médico.
El riesgo de lo anteriormente expuesto, es que el paciente al dejar pasar el tiempo, está permitiendo que el ACV evolucione, permitiendo que 1.9 millones de neuronas mueran cada minuto, dando inicio a un final catastrófico.
Prevención
• Lo fundamental es controlar los factores de riesgo asociados; fundamentalmente, son la tensión arterial, el colesterol y la diabetes.
• Evitar tabaco y alcohol.
• Llevar una vida sana: ejercicio físico, dieta saludable rica en verduras, frutas, proteínas y grasas poli-insaturadas (EPA, DPA, DHA), con poca sal y evitando elevadas cantidades de grasas saturadas y carbohidratos (azúcares y harinas).
• Seguir las recomendaciones del médico de cabecera, quien tiene acceso a la información pertinente relacionada con la salud de cada individuo.
• Evitar el sobrepeso.
• Evitar sobreesfuerzos